La zona de confort es una zona ambiental, física y mental donde no se tiene sentido de riesgo. Es un espacio en el que estamos seguros y cómodos con nuestros hábitos y creencias, y también es una zona en la que no evolucionamos.
Por el contrario, cuando damos el salto fuera de nuestra zona de confort, volvemos a cero, tenemos que arrancar de nuevo. Descubrimos lo que tenemos que mejorar o cambiar. Dar el salto genera ansiedad y miedo, pero al mismo tiempo libera la pasión creadora, abre la mente a las oportunidades y al crecimiento.
Los entornos actuales nos presentan cuatro vías posibles para dar ese salto.
La primera vía es: traspasar las fronteras del país. Hay muchas empresas que podrían apostar a competir en un mundo global y seguir el ejemplo del banano, camarón, por citar unos ejemplos. Tenemos todo, talento, cultura de trabajo, capacidad de adaptación, excelentes productos. Internacionalizar deja salir al emprendedor que llevamos dentro. Abrirnos a nuevos mercados es el camino para mejorar la productividad, generar tecnología nueva y valor añadido. Hace poco hemos visto, con gran satisfacción, a cuatro ecuatorianos que crearon una plataforma de medios de pago digitales llamada Kushki, con muchísimo éxito.
La segunda vía es: reinventarse ante la rivalidad que se nos viene. Un Gobierno que camina por la institucionalidad y la democracia, que promueve la apertura y que da señales positivas al mundo va a atraer inversión extranjera y nuevos jugadores internacionales al mercado local. ¡Bienvenida la rivalidad competitiva cuando se está preparado! Siempre es posible volver irrelevante a la competencia cuando se está dispuesto a reinventarse, a crear o recrear los productos y servicios a través de una estrategia disruptiva que aproveche las capacidades que se han desarrollado.
La tercera vía es: dejar de trabajar solos. Trabajar en equipo y encontrarnos con otros actores no suma, multiplica. Encontrarse con otros es imprescindible para eliminar las barreras comunes, es la fuente más rica de nuevas ideas fácilmente disponible para todos. Consensuar, colaborar y cocrear son formas exitosas para salir de la zona de confort. Como señalan algunos autores, las estrategias colaborativas son la única forma de capitalizar la diversidad.
La cuarta vía es: ir más allá del resultado económico puro. Esto exige mucha sensibilidad y conexión con el contexto nacional y mundial. Tener conciencia de no dejarle la tarea solamente al Gobierno Nacional para enfrentar los grandes desafíos sociales y ambientales, si queremos tener una línea sostenida de prosperidad. Dijo alguna vez el empresario suizo Stephan Schmidheiny que es muy difícil tener empresas exitosas en sociedades fracasadas.
A través de las estrategias de negocios las empresas pueden perfectamente sinergizar su éxito económico con el fomento de la inclusión social y el respeto de los recursos naturales y la institucionalidad del país.
Dar el salto fuera de la zona de confort es la manera como podemos contribuir a la reactivación económica y social que tanto necesitamos. (O)