Según los medios de comunicación, Europa tiene la segunda oleada de COVID-19 encima. Los Gobiernos están imponiendo fuertes restricciones. Las economías se están cerrando nuevamente. En estos momentos no es práctico especular si se podría dar una segunda ola en Ecuador, cuándo se daría, si será o no más dura. No es útil darle espacio a la incertidumbre, lo que sirve es ocuparse, prevenir y estar preparados.
Podemos elegir entre tres opciones: vivir el día a día, pensar en el futuro y en actuar en consecuencia con él, o ambas cosas a la vez. La mejor opción es la visión bifocal, prestar atención simultánea al “ahora” y al “después”.
En el corto plazo no hay que bajar la guardia, todos deberíamos cumplir rigurosamente las buenas prácticas de bioseguridad para evitar contagiar y ser contagiado; hacerse las pruebas sistemáticamente para comprobar el estado de salud, usar las mascarillas nasofaríngeas, evitar las grandes aglomeraciones, mantener la distancia en los encuentros, lavarse las manos continuamente, entre otras.
Evitar un segundo confinamiento y ganar tiempo es imprescindible hasta que haya una vacuna.
La primera ola del virus trajo en las empresas una ola de ajustes, reestructuraciones y redimensionamientos. La primera ola impulsó la autorreflexión y mostró que fuimos capaces de hacer lo mismo con menos, que pudimos ser más livianos y flexibles, más sensibles y responsables; más virtuales y digitales. Muchas empresas aplicaron mejoras a un modelo que venía funcionando, en algunos casos con más éxito y en otros con menos; pero al fin al cabo afilaron la sierra.
Clayton Christensen, un referente del mundo del management, explicó que las empresas tienen dos miradas posibles para ser exitosas, distintas y casi opuestas: a una la llamó explotación y a la otra exploración.
En la primera se aprovecha el modelo de negocio actual de las compañías, es decir, las necesidades que la empresa satisface, la forma de servir a su cliente y de ganar dinero por hacerlo. Los CEO en sus decisiones buscan, desde esta mirada, conseguir márgenes, mejorar la eficiencia, evitar errores y eliminar todo lo que no sea estrictamente necesario.
En la segunda mirada, el CEO invierte para buscar nuevos modelos de negocio, que aseguren el crecimiento de la compañía a largo plazo. Aquí se trata de encontrar nuevas necesidades, explorar, experimentar, y errar rápidamente para encontrar alguna idea que sí pueda funcionar.
Muchos CEO pueden encontrarse hoy, con los recursos limitados y la falta de flujo, atrapados en el dilema de continuar ajustándose aprovechando lo que han venido haciendo hasta ahora o avanzar hacia algo distinto. Muchos se preguntan: ¿Qué hacer? Definitivamente no es una decisión fácil. Sin embargo, podrían encontrar la respuesta al identificar dónde quieren estar en el largo plazo, en el entendimiento de los nuevos supuestos tecnológicos, financieros, comerciales y laborales que han emergido después de la primera ola del COVID-19 y en advertir que no pueden enfrentar una probable segunda ola como lo hicieron en la primera; siendo la mejor forma de superarla con éxito cambiar o reinventar su modelo de negocio antes. (O)