Hoy que culmina el 2019 bien podemos dar gracias, por el tiempo vivido, por el camino recorrido, las huellas dejadas y las lecciones aprendidas.
Por los buenos momentos y por los no tan buenos, por las personas que conocimos y por las que nos dejaron; los consejos que recibimos y las experiencias que vivimos.
Por las metas que soñamos, las que alcanzamos y las que no logramos. Por las piedras con las que nos tropezamos en el camino.
Hoy podríamos mostrar aprecio y reconocimiento, sentir agradecimiento por todo aquello que llegó a nuestras vidas; por algo llegó, nos fortaleció, nos enseñó, nos movió el piso, nos hizo llorar, nos hizo reír, nos hizo emocionar, nos hizo cambiar. Hoy esos recuerdos que se gestaron en nuestra memoria son parte de nuestro activo personal. Hoy somos más de lo que fuimos en enero del 2019.
Los psicólogos han demostrado que la gratitud es una de las mayores fuentes de fortaleza humana, ayuda a construir acciones positivas, a ser más generosos y mejorar las relaciones.
Etimológicamente la gratitud se compone de dos palabras: “gracia” y “gratis”. Dar las gracias es algo que cuesta poco, pero trae maravillosos efectos al valorar la familia, los amigos, los colaboradores, la ciudad, la empresa y el país que tenemos.
Según Cicerón, “la gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás”, por ello la gratitud es fundamental en las religiones más importantes del planeta como lo son el cristianismo, en el judaísmo y también en el islamismo.
Los estadounidenses practican la gratitud, es así como celebran desde 1863 el Día de Acción de Gracias, los primeros colonizadores protestantes ingleses que llegaron a Norteamérica, quienes decidieron agradecer a los pobladores autóctonos por su apoyo durante los primeros inviernos, una tradición muy valiosa que podríamos imitar en la cena de fin de año. Los alumnos de las mejores universidades en “gratitud” donan ingentes recursos a su alma mater para mejorar la educación, la investigación y ayudar a los estudiantes de bajos recursos.
Hoy estamos llamados a ser gratos, a sentir, a tomar conciencia que tenemos mañana la oportunidad de un nuevo comienzo.
Hoy, en la cena de fin de año, reunidos entre familiares y amigos, podríamos dedicar un espacio a practicar la virtud de gratitud; para renovarnos de energías, fortalecernos y arrancar el 2020 con el espíritu en alto, creyendo que está ahí para hacer grandes cosas.
Hoy podríamos dedicar un momento a reflexionar y aplicar el poder de las palabras habladas y escritas, los objetos materiales con contenido emocional, las acciones personales, rituales, entre otros.
Tenemos mucho por reconocer, asumir y cambiar en nuestro querido Ecuador; “ver lo bueno de lo malo” e incorporar la actitud y el hábito de la gratitud en nuestras vidas con toda certeza nos ayudará a superar el pesimismo, la negatividad que inmoviliza, y nos pondrá en movimiento. ¡Qué fantásticos son los desafíos que tenemos por delante! ¡Qué increíble que es el mundo donde vivimos! ¡Qué maravilloso país tenemos! Bienvenido el 2020; gracias, 2019.